La frustración es una vivencia emocional que se presenta cuando un deseo, un proyecto, una ilusión o una necesidad no se llegan a satisfacer o a cumplir (Jeronimus & Laceulle, 2017), lo cual es inherente a la vida; en el mundo actual reina la inmediatez, es fácil conseguirlo todo de manera pronta, como ver la película que se estrenó ayer, descargar y escuchar la canción favorita ahora mismo, con una aplicación se solicita un domicilio y así infinidad de cosas; pero no todo ocurre en la vida de esta manera ya que nos encontramos en un mundo competitivo que está innovando en diferentes ámbitos, cada vez es más difícil sobresalir, y nos vemos en la necesidad de reinventarnos, de ser disciplinados, de trabajar diariamente por lo que nos gusta y también por cosas que no nos agradan, y así tenemos que enfrentarnos a las derrotas, es ahí en donde surge la necesidad de tener resiliencia frente a la frustración, la cual por sí sola no genera alteración psicológica, ya que requiere la creencia adicional de que la realidad debe adaptarse a nuestros deseos (Harrington, 2011), así mismo tolerar es aceptar una realidad, por lo tanto la tolerancia a la frustración implica aceptar que existe, con el fin de indicarnos que los intereses y las interacciones deben ajustarse, es así como esta tensión emocional nos impulsa a generar cambios para llegar al objetivo o modificarlo (Jeronimus & Laceulle, 2017).
Es normal que experimentemos sensaciones como enfado, tristeza y ansiedad cuando un deseo o una ilusión no se cumplen ((Harrington, 2011; Jeronimus & Laceulle, 2017)), ¿y por qué lo asumimos como anormal? , ¿Por qué queremos evitar sentir?; en la actualidad es común encontrar padres y cuidadores preocupados en exceso por que los niños están tristes, con mal genio, o frustrados, y en ocasiones se opta por crear las condiciones para que estén ¨alegres¨, como por ejemplo hacer compras innecesarias (exceso de juguetes, aparatos tecnológicos etc) , proporcionar alimentos no saludables, y en si a facilitar la vida de los niños, aplanando los obstáculos, impidiendo el desarrollo de la tolerancia a la frustración; es frecuente encontrar niños y jóvenes con irritabilidad, la cual se define como un umbral bajo para experimentar ira en respuesta a la frustración, es uno de los síntomas más comunes en la juventud y es parte de la presentación clínica de varios trastornos psicopatológicos (Deveney et al., 2013; Krieger et al., 2013). La baja tolerancia a la frustración se ha relacionado con la dificultad para controlar emociones, impulsividad e impaciencia, satisfacción de necesidades de manera inmediata, ansiedad y depresión ante conflictos mayores, dificultad para entender límites, baja capacidad de flexibilidad y adaptabilidad (Ortuño Terriza, 2016).
La frustración funciona como un sistema de alarma que indica que necesitamos modificaciones para alcanzar algún objetivo y ayuda a la adaptación de la realidad colectiva, aceptar la frustración genera herramientas que promueven el mejoramiento continuo de las personas. Por lo anterior el desarrollo de estrategias que facilitan la tolerancia a la frustración deben trabajarse diariamente en la infancia, es necesario hacer énfasis en la gestión de emociones reconociendo la existencia de emociones agradables y desagradables considerándolas útiles en el desarrollo psicosocial de las personas.
En conclusión es importante permitir que los niños se equivoquen, educarlos en la cultura del esfuerzo, promover el aprendizaje a partir de los errores, enseñarles a ser perseverantes y aplicar técnicas de relajación para enfrentar los problemas y planear las soluciones (Ortuño Terriza, 2016). Es emocionante ver niños creativos, capaces de generar conocimiento para desenvolverse en su vida cotidiana y académica, comprendiendo que nada es perfecto y que el error es una fuente de conocimiento.
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BIBLIOGRAFÍA
Deveney, C. M., Connolly, M. E., Haring, C. T., Bones, B. L., Reynolds, R. C., Kim, P., Pine, D. S., & Leibenluft, E. (2013). Neural Mechanisms of Frustration in Chronically Irritable Children. The American journal of psychiatry, 170(10), 1186-1194. https://doi.org/10.1176/appi.ajp.2013.1207091
Harrington, N. (2011). Frustration Intolerance: Therapy Issues and Strategies. Journal of Rational-Emotive & Cognitive-Behavior Therapy, 29(1), 4-16. https://doi.org/10.1007/s10942-011-0126-4
Jeronimus, B. F., & Laceulle, O. M. (2017). Frustration. In book: Encyclopedia of Personality and Individual Differences, Edition: 1, Publisher. Springer, New York, Editors: Virgil Zeigler-Hill and Todd K. Shackelford.
Krieger, F. V., Leibenluft, E., Stringaris, A., & Polanczyk, G. V. (2013). Irritability in children and adolescents: Past concepts, current debates, and future opportunities. Revista brasileira de psiquiatria (Sao Paulo, Brazil : 1999), 35(0 1), S32-S39. https://doi.org/10.1590/1516-4446-2013-S107
Ortuño Terriza, A. (2016). Cómo fomentar el autocontrol y la tolerancia a la frustración en los hijos e hijas. CEAPA.
Dania Vanesa Torres Cuervo
Médico Cirujano
Universidad Pedagógica Y Tecnológica de Colombia.
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